Por: Claudia Vásquez
A veces los universos creados entre series y películas es tan grande que darle un cierre es demasiado difícil, pasó con franquicias como Marvel, DC, incluso Sex and the City (que es un universo más cercano al de Downton), pero algo que tiene esta película, de manera muy particular, es que no es necesario ver y conocer la serie y las otras películas para conectar con cada personaje.
No solo está cambiando Downton, está cambiando el mundo completo con la entrada del nuevo siglo y por lo tanto, también las reglas del juego. Mary, recién divorciada y con el corazón aún roto, se tiene que enfrentar a las reglas machistas impuestas por la sociedad dónde únicamente la mujer, sin importar que tan talentosa, inteligente y buen estatus social tenga, no puede estar sin un hombre y los platos rotos son meramente pagados por ella.
Con el apoyo de su familia y a pesar de todas las adversidades que ellos enfrentan dentro de su mundo, nunca la dejarán caer y más si ella será aquella que tome las riendas del lugar que vio nacer a una de las mejores familiar de Inglaterra.
Así como sus predecesoras, Downton Abbey es una comedia inglesa con un humor agridulce, dónde se explora de una manera sencilla, a través de la trama, el fin de una era para los aristócratas y todos aquellos que los han rodeado por años, demostrando que tus decisiones no solo repercuten en ti, también repercuten en las personas cercanas y algunas veces no tan cercanas, labrando el camino hacia el futuro.
