El cine (y el arte) en busca de esperanza

Por: Alondra Camacho

El cine, al igual que las otras artes que existen y han existido, fluyen alrededor de lo que pasa en el mundo y se manifiesta en la sociedad, volviéndose una forma de alzar la voz, político e incluso económico, ya que no puede existir una sin la otra.

En la moda podemos ver las crisis económicas y políticas manifestadas en los patrones y cantidad de tela que se usa para vestir día con día, las mini faldas de inicios de los 2000’s o las faldas largas de los 70’s son prueba de ello, por dar ejemplos rápidos; mientras que en el cine hemos tenido diferentes manifestaciones, ya sea en el modo de producir las películas como en los temas que les interesan a las personas.

Mientras ocurría la segunda guerra mundial, México a nivel artístico fue uno de los países más beneficiados debido a que no era un participante directo, dando pie a que nuestros productos fueran consumidos por nosotros mismos y por el resto del mundo, ya que varias potencias se encontraban estancadas.

El cine de oro mexicano llegó en este momento, poniendo en el mapa a estrellas como lo son María Félix y Pedro Infante y a directores como Ismael Rodriguez, quien dirigió más de 15 películas en un lapso menor a 10 años. El nivel de producción de contenido era exagerado, pero era lo que el público demandaba, ya que no había producciones nuevas de parte de otros países debido a la crisis económica generada por la guerra y conflictos políticos, aplicando no solo en el cine, muchos otros artistas mexicano de diferentes corrientes se vieron beneficiados con esto, como lo pueden ser los muralistas, pintores y escritores.

Con este contexto histórico, podemos hablar del cine de la década actual, los 2020’s y su búsqueda de identidad en las salas internacionales.

Como bien se sabe, un evento catastrófico sacudió al mundo completo en el 2020, dónde no importaba la situación económica, raza o creencia, todos nos vimos afectados por este, ocasionando que se detuviera cualquier actividad que estaba sucediendo y todos nos quedamos en casa, con el miedo de perder a nuestros seres queridos debido a algo que no era visible ni tangible.

Con una reactivación lenta de la economía, que para ser 2025, solo va en decadencia debido a su dificultad de recuperarse en diferentes países, incluyendo a las potencias en cada continente; el cine claramente se vio afectado.

La pandemia fue el punto más fuerte para las plataformas de música y de video, ahí podías encontrar todo sin necesidad de salir de tu casa y exponerte al peligro, poniéndonos una cantidad impresionante de contenido en bandeja de plata y gastando una cantidad menor a lo que se gastaría en un cine, pero ¿realmente fue buena idea?

El espectador comenzó a volverse perezoso para ver el contenido, comenzó a volverse menos exigente con la calidad del producto y los estudios asumieron que eso era realmente lo que el espectador necesitaba. Pero lo que el espectador necesitaba era encontrar algo con lo cual identificarse, algo que llenara el vacío de haber perdido un año de su vida en casa e incluso seres queridos.

Es hasta el 2023 que los directores, productores y creativos comienzan a entender estas necesidades, volviendolas su lienzo para plasmar lo mismo que sintieron todos los demás humanos en el mundo, cada uno con su sello personal.

En el género de terror y horror dejamos de ver a asesinos persiguiendo al protagonista y comenzamos a ver un miedo no palpable ni visible, un miedo que está ahí y que eventualmente alcanzará a los personajes, además de que está ligado directamente a la salud mental, haciéndonos preguntar ¿todo es real o está pasando en su cabeza? ¿él/ella es la enemiga?

Pondré algunos ejemplos:

Talk To Me (Háblame): Mía piensa cada día en la muerte de su madre, fallecida en circunstancias poco claras. Un día, ella y su grupo de amigos encuentran una mano embalsamada que permite invocar a los espíritus, pero hay puertas que, una vez abiertas, no se pueden cerrar.

Lo que buscaba Mía en la película era poder darle fin al luto que tenía debido a la muerte de su mamá y la culpa que cargaba, sabía que debía cuidar de su hermano, pero cuando a este le comienzan a suceder tragedias, la culpa en su interior aumenta (nivel psicológico) Todo esto causado por una mano que posee la habilidad de invocar espíritus (nivel sobrenatural, invisible e intangible)

 

Longlegs: Lee Harker, agente del FBI, investiga varios casos con un denominador común: un hombre mató a su familia, se suicidó y dejó una nota con símbolos satánicos. Harker descubre otra serie de coincidencias aparentemente imposibles entre las matanzas.

Las motivaciones de Lee para ser parte del FBI y buscar al asesino venían directamente de su infancia y las tragedias que vivió junto a su madre durante toda su etapa de desarrollo y crecimiento (nivel psicológico), pero se da cuenta de que el diablo siempre tuvo un lazo directo a ella y su familia, por lo tanto en todo momento él estuvo presente, esperando para llegar a ella (nivel sobrenatural e invisible) Y digo que es un nivel sobrenatural e invisible porque realmente nos damos cuenta que el diablo siempre la acompañó debido a simbolismos que aparecen a lo largo de la película.

 

 

En el género de drama podemos darnos cuenta de que las personas buscan esperanza en una película, buscan ver que a pesar de todo, las cosas estarán bien.

Superman: Este es el ejemplo más reciente y con más fuerza que puedo dar. Superman en esta versión es más humano, es más consciente de sus actos y es más empático con cada ciudadano, buscando el bien para todos sobre el de él mismo. Un un niño proveniente de Krypton quiere encontrar su lugar en este mundo mientras trata de ayudar a que los demás también lo hagan.

James Gunn es uno de los pocos directores que realmente se tomó el tiempo de pensar en esto que hemos mencionado a lo largo del texto, de ver que es lo que quieren las personas que consumen este tipo de contenido y con la intención de dos cosas: llenar salas para beneficio de la productora y distribuidora y con beneficio de él.

 

 

Better Man: Una biopic sobre el cantante Robbie Williams, un inglés que hasta la fecha sigue con vida y viviendo en sus 50’s , pero que tuvo una vida llena de excesos, traumas y pérdidas.

Todo esto representado por un mono generado por CGI ¿Qué fue lo que la llevó a ser un éxito? Es muy simple, la conexión que generó con el público.

Si bien, Robbie Williams fue un éxito en Europa, pero en los otros continentes no causó tanto furor, más allá de las canciones que sonaban en la radio. El ver su historia, regresar unos 20 años atrás, y el darnos cuenta de que puedes fallar una y otra vez, que puedes tener miedo y aún así seguir adelante, esperando a que todo mejore.

 

 

Si encontramos que tienen en común la mayoría de las películas estrenadas después del 2020, es que nos muestran personajes muy similares a lo que es el ser humano actual, cuáles son sus motivaciones y cuales son sus miedos. Es decir, es una creación muy transparente, sin poner en el pedestal a nada ni a nadie, pero aún así, queriendo que las cosas acaben bien.

De igual manera, el público y crítica han tenido preferencia por historias originales, que además, fueron producidas y distribuidas con un presupuesto regularmente menor a los 10 millones de dólares, considerándose así una película independiente y low budget entre los demás estrenos de las majors. Remontándonos a la crisis económica de mediados de los 70’s y principios de los 80’s, que fueron el marco de años para el nacimiento de grandes iconos, como lo fueron John Carpenter, David Cronenberg, David Lynch, entre muchos otros directores que entre la carencia lograron encontrar una grieta para explorar el arte y plasmarlo.

En el equivalente moderno de la crisis surgida post covid, tenemos a directores que nos han traído historias que cuentan y significan mucho, hechas con muy poco, y el caso más conocido es el de Sean Baker, pero también tenemos en la mira a Brady Corbet, entre muchos otros que ven la esperanza en medio de las crisis y el consumo en masa.